Mens sana in corpore sano

 Mens sana in corpore sano
Comparte este contenido rápidamente en:

El ritmo del día día actual, nos hace en muchas ocasiones comer mal y no hacer suficiente ejercicio. Si ya no encontramos ese tiempo para hacer ejercicio, mucho menos lo vamos a encontrar para ejercitar y relajar nuestra mente y mantenerla creativa ante las circunstancias diarias que nos rodean, tales como la toma constante de decisiones.

Así pues, si queremos tener un cuerpo sano, no solo es suficiente con ir al gimnasio, sino que debemos cultivar y ejercitar nuestra mente para mantener un cuerpo realmente sano. Aquí os detallamos algunas sugerencias para ello:

Publicidad

– Ejercicio físico diario. Se trata de al menos 30 minutos de ejercicio diario, aunque no exige la práctica de un deporte complicado, basta con un paseo rutinario.

– Curiosidad intelectual. Las personas que se muestran abiertas a nuevas experiencias y tienen una personalidad extrovertida son más longevas y tienen un mejor funcionamiento del sistema inmunológico y cardiovascular.

– Desarrollo de la creatividad. Moverse en entornos novedosos y enriquecedores refuerza las neuronas, mientras que un ambiente carente de estímulos “las atrofia”.

– Crear vínculos humanos. Es importante crear una red social cercana y mantener el vínculo con el resto de personas, si bien las famosas “redes sociales” como Facebook y Twitter ayudan, de lo que se trata es de crear una red de personas.

– Tener un referente espiritual. No se trata de ir a “misa” o creer en “dios”. Debemos identificarnos con cualquier sistema de creencias que nos conecte con alguna fuente de inspiración, que tenga un sentido y un significado para nosotros y nos proporcione optimismo y esperanza (un partido político, un grupo de teatro, una asociación..)

– Conseguir un balance energético. El bienestar social y la tecnología nos hace cada vez más sedentarios y consumimos mucha menos energía que la que solemos adquirir en nuestros hábitos alimenticios. El sedentarismo nos debería obligar a tomar el hábito de ingerir sólo aquello que desgastamos. Se trata de algo así como encontrar un “equilibrio cero”.

– Control del consumo. No entrar en el circulo vicioso del consumo, una vida más sencilla y libre, en la que tengamos únicamente lo esencial sin crear necesidades superfluas nos va a quitar ansiedad y mejorará nuestra calidad de vida (recuerda el dicho de “no estirar más el brazo que la manga”).

Se trata en el fondo de mantener un conjunto de actitudes saludables más allá de dietas o hábitos alimenticios, más exigente con la mente que con el cuerpo. Cosa aparentemente sencilla, pero que nos obliga a cambios en nuestra forma de vida.

Publicidad

Post relacionados: