La familia ante el hecho de declararse gay

 La familia ante el hecho de declararse gay
Comparte este contenido rápidamente en:

Aunque el refrán castellano insista en que lo mejor es mantener a la familia lo más lejos posible, lo cierto es que ese núcleo de personas es fundamental para el bienestar psicológico de cualquiera de nosotros. En muchas ocasiones, que el hijo sea gay, desencadena un conflicto familiar y, a menudo, las secuelas permanecen durante años. Tratando de ser constructivo, en este artículo, analizo algunas de las situaciones que pueden darse y aporto una introducción a las posibles vías de solución.

Pues sí: aunque suene a topicazo, la familia está en el núcleo de lo que tú eres. Está en la raíz de tus valores, prioridades, carácter, aspecto, tus modos de percibir y evaluar lo que te rodea. Están en la raíz de todo lo que eres, incluso si trataste de oponerte. Incluso si, para diferenciarte de ellos, te fuiste al extremo opuesto de lo que ellos representaban. Están en el origen de tu percepción del mundo, en tus ideas políticas, en tu modo de gestionar tus emociones, en tus creencias religiosas. Tu familia está en todo. Absolutamente en todo. Y eso, a veces, puede asustarnos.

 

LA INFLUENCIA DE LA FAMILIA EN LA INFANCIA

Publicidad

Todo lo anterior tiene una causa razonablemente bien conocida por la Psicología del Desarrollo y se explica a través de la necesidad de aprender muy rápidamente que tenemos en la infancia. Si tuvieras que instruir a un bebé sobre absolutamente todas las cosas presentes en el mundo, no terminarías jamás. Es mucho más funcional que ese aprendizaje se realice en el modo en que se hace: por modelado. El modelado es un tipo de aprendizaje que, incluso, puede realizarse de manera inadvertida y consiste en lo que, cotidianamente, denominamos “imitación”. Los niños aprendemos imitando lo que vemos. Aprendemos cómo responder ante un problema (¿dando gritos como papá o buscando soluciones como mamá?) cómo enfocar nuestras obligaciones (hay niños disciplinados que ven a sus padres siendo constantes y no dejando cosas “para mañana” y niños que ven a sus padres tirarse horas delante del televisor sin hacer nada productivo), etc. Piensa en lo que quieras acerca de ti mismo y encontrarás un referente familiar. En consulta me gusta emplear la analogía del software y éste es el momento en el que le digo a mi paciente: “- Tu biografía te ha instalado un software X, un programa X para comportarte en caso de, por ejemplo, tener que gestionar tu ira. Quizá el programa que te instalaron a través del ejemplo, no fue el más adecuado para la vida que te ha tocado vivir porque te mueves en un contexto muy distinto del de tus padres y las cosas aquí no funcionan de ese modo. Bien, vamos a detectar ese software y vamos a actualizarlo”. Ten presente que los niños no empiezan a desarrollar pensamiento crítico hasta, más o menos, la adolescencia (aunque las últimas generaciones empiezan a mostrarlo mucho antes) y por eso, todo lo “absorbido” antes de ese periodo, queda registrado, sin filtrar, en nuestros esquemas fundamentales de comportamiento. Además, son conductas provenientes de lo que en psicología llamamos “significativos”, que son aquellas personas que, por su vinculación contigo, tienen un peso enorme en tu vida. Lo que hacen los “significativos” tiene muchísimo más efecto sobre ti que lo que haga cualquiera otra persona. Al menos hasta que seas un adulto capaz de actuar racional y no emocionalmente. Y que, gracias a ello, seas capaz de reconocer a) que tu familia no es perfecta, b) que tú eres quien eres gracias a su influencia, c) que te han aportado muchas cosas buenas y que d) también algunas cosas malas que –si te lo propones- puedes subsanar.

 

PADRES HOMÓFOBOS

Publicidad

Porque ¿qué sucede cuando los padres son homófobos? De entrada que pasas una infancia horrorosa. Si, en casa, cada vez que sale un gay por la tele tu padre grita “¡qué asco de maricones!” es más que probable que tú desarrolles un sentimiento de aversión hacia ti mismo que se traduce en aquello de lo que ya tantas veces hemos hablado y que denomino “homofobia interiorizada” (Revista GB nº90, marzo 2012). Te recordaré que la homofobia interiorizada es una interiorización de los prejuicios sobre la homosexualidad de manera que incorporas una visión distorsionada acerca de ti mismo. Eso dificulta que tengas una buena autoestima, pone trabas a buenas relaciones afectivas, hace que te cueste vincularte a otras personas, etc. Pero no me extenderé porque ya he hablado sobre este punto en otros lugares así que te remito al articulo original.

La homofobia de los padres puede aparecer de múltiples formas, algunas realmente sutiles. La que consideramos más evidente es la más agresiva pero también puedes encontrar homofobia de modos muy subrepticios dentro de un contexto familiar y a veces con igual efecto. Te voy a presentar diferentes tipos de situaciones homófobas dentro de la familia.

 

UN HIJO MIO NÚNCA SERÁ MARICÓN

Esta es una de las formas clásicas de homofobia en tanto que es la más reconocible. Una agresión siempre es muy visible y su efecto muy fácil de detectar: inseguridad, ansiedad, depresión, baja autoestima… ese rosario de efectos del que ya hemos hablado con cierta frecuencia y que, lamentablemente, muchos de nosotros conocemos ¿verdad? Los padres se muestran abiertamente en contra de la homosexualidad y son capaces de agredir al hijo tanto física como psicológicamente. A menudo pensamos que este es el comportamiento típico de los padres pero, aunque se hable menos de ello, hay muchísimas madres homófobas y el efecto de su agresividad puede ser mucho más punzante puesto que la madre suele ser el primer ser con el que nos vinculamos afectivamente y, si ella nos agrede, ¿qué clase de imagen del amor interiorizamos? A veces es más profundo el daño causado por una madre crítica con tu homosexualidad que el causado por un padre que te pegaba por ser maricón. Los golpes dejan de doler, el dolor de sentirte odiado por lo que eres, no termina. Habitualmente hay una carga ideológica tras estos comportamientos: contextos muy conservadores, personas de pensamiento muy rígido (a menudo son poco inteligentes) y una concepción equivocada de la homosexualidad como una “opción sexual” que tú has escogido cuando podías haberte decidido por ser heterosexual. Hace falta mucha educación a los padres para solventar este conflicto. A menudo, por cierto, esta situación enlaza con la siguiente.

Publicidad

 

VAMOS A EVITARLO

Freud creó la psiquiatría moderna e hizo algunas aportaciones muy buenas, pero su método acientífico (el psicoanálisis) comente algunos errores de bulto y uno de esos errores fue lo que pensaba sobre la homosexualidad. Si hubiese seguido una metodología científica como lo hace la Psicología (psicología y psicoanálisis no son, en absoluto, equivalentes) su pensamiento no se habría dejado contaminar por los prejuicios de la época. Pero como no lo hizo así, en su explicación sobre la homosexualidad, la carga de la ideología victoriana es más que evidente.

Según el psicoanálisis clásico, la homosexualidad está provocada por un contexto familiar disfuncional (y se quedó tan a gusto cuando lo dijo). Eso ha supuesto dos consecuencias horrendas: 1) que muchas iglesias, gurúes, “médicos” y “psiquiatras” continúen concibiendo la homosexualidad como una enfermedad (una disfunción) y sosteniendo que puede y debe “curarse”. Pero también ha provocado que 2) muchas familias se sientan culpables de que su hijo vaya a ser discriminado en el colegio, en el entorno familiar o que lo insulten por la calle porque no han sabido ser “una familia como Dios (y Freud) manda”. Ante esta segunda consecuencia, muchas familias optan por fortificar lo que se supone que son los roles tradicionales de forma que el padre se vuelve más presente y estricto y como la madre deja de sobreproteger. Por si eso no bastase para “reconducir” al hijo, se suele recurrir a potenciar los roles masculinos clásicos e insistir en que el niño evite las muñecas o los deportes femeninos y que se focalice en jugar al fútbol o al baloncesto (como si no hubiese futbolistas gais). ¿Qué sucede? Que el niño no puede hacer lo que le gusta y se ve obligado a hacer lo que no le gusta. Si no le gusta, no le va a salir bien. Si no le sale bien, va a sentirse fracasado. Así que, al final, lo único que se consigue es “fabricar” un adulto que se siente fracasado en casi todo lo que intenta.

Publicidad

 

 

QUIERES QUE TE LLEVEMOS AL PSICÓLOGO?

He querido diferenciar este subtipo de homofobia familiar por sus peculiaridades. A mí, personalmente, es uno de los que más me aterran porque eso supone considerarnos a los psicólogos capaces de algo tan monstruoso como arrancarle la afectividad a una persona. Tiene que ver con la concepción de la homosexualidad como una disfunción, como si hubiese habido (esto es lo que decía el psicoanálisis clásico) una desviación en el camino hacia la heterosexualidad que, según ellos, era “lo normal”. Así que, de la misma manera que se puede trabajar sobre una “indefensión aprendida” podríamos trabajar –supuestamente- sobre la “homosexualidad adquirida”. La particularidad de este modo de homofobia es que da al paradigma de “eres un desviado” un estatus de casi verdad y hace que el chico gay se sienta un enfermo porque “incluso hay una explicación científica de porqué eres homosexual en lugar de heterosexual que es lo que deberías ser” (no tengo comillas suficientes en mi ordenador para eso de “explicación científica”). Ni qué decir cuáles pueden ser las consecuencias para el autoconcepto y la autoestima de alguien que atraviesa por una situación similar

 

parejagay

 

DE ESE TEMA NO SE HABLA

Hay padres muy lerdos que piensan que “no hablando de ello, no existe”. Algunos incluso zanjan el tema de maneras muy burdas. Tengo un amigo que, cada vez que quería sacar el tema de su homosexualidad con su madre, para “salirle del armario!” ésta le contestaba con frase como “por cierto, ¿viste el otro día la de gente que se manifestó contra que se casen los maricones?”. Aquello, como has adivinado, era una agresión directa contra lo que ella intuía que su hijo le iba a decir, una forma horrorosamente cruel de “taparle la boca” porque ella no quería saber nada de la homosexualidad de su hijo. Él ya lleva tres años sin hablarse con ella y, probablemente, no habrá vuelta atrás. Este tipo de comportamiento muestra que los padres no quieren saber de la vida de sus hijos y perpetúa la sensación de vergüenza sobre la afectividad del hombre homosexual. Hace sentir que tus afectos son algo que debe permanecer oculto y también se relaciona con ese otro modo de afrontar la homosexualidad del hijo que explico a continuación.

Publicidad

 

BUENO, PERO TAMPOCO HACE FALTA QUE LO PUBLIQUES

Aunque se pueda hablar de ello en la intimidad, en el círculo cercano, los padres prefieren que nadie ajeno a ese núcleo sepa que el hijo es gay. Suele estar relacionado con la incapacidad de los padres para “salir del armario como padres de un gay” ya que, si tú haces público que eres homosexual, las amistades les preguntarán por si ya tienes novio y eso les hará sentir muy incómodos. Los padres, cuando nosotros salimos del armario, se ven abocados a hacerlos ellos también y no todos están preparados. Afortunadamente, hay asociaciones de padres y madres de hijos homosexuales que trabajan mucho en ello. Les ayudan a hablar con naturalidad de la orientación sexual de sus hijos y a no sentirse avergonzados, sino todo lo contrario, de quiénes son sus hijos.

 

LA IMPORTANCIA PSICOEMOCIONAL DE LA FAMILIA

Bien, ya hemos visto diferentes tipos de situaciones familiares que pueden darse ante el hecho de que el hijo sea gay. La familia está en el núcleo de quien tú eres y, también, el principal apoyo psicoemocional que puedes tener en tu vida. Tener una familia que te apoya y por la que te sientes querido es una de las herramientas más útiles para afrontar las dificultades que toda vida tiene. Un padre que te respeta y se enorgullece de ti, una madre que siempre estará ahí para cuando tú la necesites, son piezas clave del bienestar emocional. Saberse dentro de un grupo de personas que te quieren es, como te puedes imaginar, no solamente gratificante, sino –a menudo- imprescindible para tu equilibrio emocional. No hay nada peor para la autoestima que sentirse rechazado por las personas más significativas de nuestra vida: nuestros padres. Haciendo esto extensivo a hermanos y hermanas nos situamos en la necesidad de sanear, si fuese el caso, las relaciones familiares. Si has tenido la suerte de nacer en una familia que te quiere por encima de todo y que siempre ha estado ahí para apoyarte y mostrar el orgullo que sienten por ti, quiérelos como a tu vida porque serán siempre tu sustento emocional.

Publicidad

 

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Como imaginarás, parto de la base de que no estamos hablando de maltrato. Si hubieses padecido maltrato en cualquiera de sus vertientes (físico, psicológico, abusos, abandono, etc.) yo no me plantearía contigo que resolvieses los conflictos con tu familia sino que te pudieras encontrar a salvo de ellos. Pero si nunca se sobrepasó ese límite y, en todo caso, hemos hablado de discusiones o problemas de entendimiento (aún siendo graves) aún podemos trabajar en ello. El beneficio emocional de superar los problemas es muy superior al coste del esfuerzo que te supondrá.

Intenta averiguar dónde está el problema ¿Recibieron una educación muy conservadora? ¿Qué prejuicios tienen sobre la homosexualidad? ¿Se sienten ansiosos ante la idea de que les pregunten por tu vida? ¿Saben qué significa ser homosexual y por qué lo eres? Ábreles tu corazón y diles lo importante que, para tu bienestar emocional, es saber que ellos te quieren y te comprenden. Que tú mismo has necesitado años para conocerte a ti mismo y liberarte de los prejuicios sociales, así que también comprenderás su proceso. Ellos quieren que tú tengas una buena vida pero, para que tú tengas una buena vida, necesitas sentirte querido por ellos. Llévalos a una asociación o ponlos en contacto con padres de otros gais. Hablad sobre homosexualidad, sobre afecto, sobre tu vida. Habla de la homosexualidad en otras especies animales, de la homosexualidad a lo largo de la historia, aclárales sus dudas. No hace falta entrar en detalles (seguro que tu hermano heterosexual tampoco les dice cómo se folla a sus novias) e insiste en que lo que te hace gay no es con quién te acuestas sino de quién te enamoras. Que la homosexualidad tiene que ver con el amor es algo que muchos padres ni siquiera se habían planteado y que, tomar conciencia de ello, les hace sentir mucho mejor. Mirad una película sobre el tema (“Mambo Italiano” es divertidísima y toca todos los temas familiares). Pero no dejes que, por no haberlo intentado, el tiempo se lleve tu oportunidad de tener unas buenas relaciones familiares.

Publicidad

Recordaré siempre su mensaje porque me hizo llorar un buen rato. Había sido paciente mío durante varios meses, algo más de un año. Vino a consulta por un problema inmenso de autoestima que le había desembocado en una fobia social. Durante las sesiones surgió el tema de su madre y de cómo ésta siempre rechazó la homosexualidad de su hijo. Ella era muy religiosa así que trabajamos el área de los prejuicios religiosos y cómo habían afectado a la autoestima de mi paciente. Finalmente él se decidió a trabajar lo prejuicios de su propia madre y le regaló el libro “Lo que la Biblia realmente dice sobre la homosexualidad” de Daniel A. Helminiak. Ella lo leyó, lo discutieron, hablaron durante meses y –finalmente- admitió sus “desinformaciones”. El hijo fue comprensivo porque, al fin y al cabo, ella misma había sido víctima de la educación que le inculcaron de pequeña. Recuperaron su relación y disfrutaron unos años de quererse como madre e hijo. En el mensaje que mi antiguo paciente me envió decía: “Anoche murió mi madre pero, gracias al trabajo que tú hiciste para reunirnos, podré recordarla siempre con amor. Gracias”. Estuve llorando –como digo- un buen rato (aún lo hago al recordarlo, la verdad). Cuando tus problemas acaban bien, tu vida tiene un final feliz. Pero cuando el haber aprendido a resolver tus problemas sirve para que asesores a otros sobre cómo resolver los suyos, entonces tu vida tiene muchos finales felices. Y eso hace que te emociones muy rotundamente.

Nunca te rindas y mira siempre el lado positivo de las cosas, porque es el único lado donde crecen las oportunidades. Quiérete mucho, maricón. Te quiero.

por Gabriel J. Martín, psicólogo. Especialista en psicología del hombre gay – www.gabrieljmartin.com / elblogdegabrieljmartin.blogspot.com.es

 

Post relacionados: