Masajes, en manos de un especialista

 Masajes, en manos de un especialista
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Antes de entregarse a una sesión de masaje, es necesario crear un ambiente propicio.

 

Primero conviene relajarse mínimamente para estar en buena disposición, unos minutos de respiración profunda bastarán para cambiar de ritmo. La habitación debe tener una decoración sencilla que impida la distracción y es muy importante graduar la temperatura para estar cómodo con la piel desnuda. Hay que eliminar cualquier cosa que nos pueda molestar. Desde el principio se debe buscar el máximo confort. La postura ideal es tumbado sobre una camilla y cubierto con una manta o toalla. El masajista debe tener las manos calientes, perfectamente limpias y con las uñas cortadas. No es conveniente hablar demasiado, la conversación puede romper la concentración tanto del paciente como del masajista. Otra cosa que mide la talla del profesional es que una vez que se inicia la manipulación, las manos del masajista, al menos una siempre debe estar en contacto con el cuerpo del paciente. El éxito de un masaje depende tanto del que lo da como del que lo recibe. Los dos deben bailar al mismo ritmo y entregarse en cuerpo y alma a lo que están haciendo, aún así hay veces que por lo que sea no se sintoniza con el profesional. Pero siempre se puede elegir, hay diferentes tipos de masaje que pueden adaptarse como un guante a las necesidades de cada persona. Constituye todo un arte, saber elegir el más apropiado y realizarlo con precisión.

Elegir a un buen masajista es fundamental, de lo contrario una manipulación errónea, demasiado lenta o excesiva puede perjudicar, incluso resultar desagradable. Las manos del masajista deben saber diagnosticar el problema y prestarle el tratamiento y la manipulación adecuada. En mayor o menor medida, el masaje debe aportarnos placer. Y es importante que así sea para aprovecharse también de los beneficios psíquicos que produce. Cuando se consigue la armonía total, el masaje alcanza ese equilibrio que le convierte en una terapia perfecta apta para todos los públicos. Entre su larga lista de propiedades podemos destacar desde el simple bienestar pasajero que relaja cuerpo y espíritu, a otros muchos efectos de carácter terapéutico. Por sí solo, el masaje tiene numerosas aplicaciones, produce una estimulación del riego sanguíneo y linfático, descarga los músculos y puede aliviar cualquier tipo de tensiones y/o bloqueos. También se pueden incorporar al masaje algunos elementos de apoyo. Por ejemplo, el uso de lociones, aceites o cremas como vehículo deslizante permite aumentar su capacidad de penetración y gozar con detenimiento de todas las propiedades del producto en cuestión. Estos son algunos ejemplos de técnicas:

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Masaje Sueco. Es el clásico masaje sueco en plan paliza, que hizo furor durante muchos años en toda Europa. Ahora se utiliza como calentamiento previo antes de entrar en otras técnicas y se suele aplicar con aceites esenciales o con cremas adelgazantes y anticelulíticos.
Shiatsu. Mediante la presión firme de los dedos sobre la piel en puntos muy localizados relacionados con los meridianos de acupuntura. Lo que se hace es restablecer el flujo del chi o energía vital cuando está sobreactivada o bloqueada en alguno de los puntos.

Drenaje Linfático. A través de pequeñas rotaciones con las yemas de los dedos se recorre la piel siguiendo el curso del sistema linfático, con el fin de realizar un drenaje de la linfa. De esta manera se drenan las posibles toxinas y líquidos retenidos en ella.

Quiromasaje. Las manos del masajista realizan un tipo de manipulación experta con presiones controladas justo en aquellos puntos donde el bloqueo muscular, linfático o energético necesita de un empuje extra. En ciertas manipulaciones resulta muy parecido al Shiatsu. Se puede combinar con drenaje linfático y masaje deportivo.

Reflexología. Se exploran y masajean las plantas de los pies con el dedo pulgar, alternando fases de relajación con la yema del dedo y de presión con la punta del mismo. La manipulación dura aproximadamente quince minutos en cada pie.

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