Cuidado con las medusas y otras picaduras en la playa

 Cuidado con las medusas y otras picaduras en la playa
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Los «bichos» marinos pueden dar al traste con el mejor día de playa. Si tienes la mala suerte de toparte con ellos, una reacción rápida y acertada te ahorrará tiempo y dolor. Mira lo que debes hacer… y no te fíes de tu vecino de toalla «enteradillo»: lo que sirve para una cosa, puede ser contraproducente en otra.

Ya tenemos a la vuelta de la esquina el verano, y con él las vacaciones y, para algunos de nosotros, la tan deseada playa. Pero hay ciertas cosas que nos pueden estropear las vacaciones a nadie, como por ejemplo una picadura de las fastidiosas medusas.

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Las medusas son relativamente comunes en las costas del Mediterráneo, lugar elegido por muchos de nosotros para pasar unos días de relax tostándonos al sol, cuando los temporales de levante las acercan hasta la orilla. Normalmente las medusas no atacan «porque sí»: solamente si se sienten amenazadas. Un cambio de temperatura cerca de ellas, como puede ser el que genera nuestro cuerpo al bañarnos en el agua, lo pueden interpretar como una amenaza, y picarnos.

Qué hacer si nos pica una medusa 

Las medusas tienen unas células urticantes que, al contacto con nuestra piel, son las que producen dolor, picor, escozor, inflamación y enrojecimiento. No es grave (siempre y cuando no seamos alérgicos), pero es necesario que sepamos cómo tratar estas picaduras en los primeros minutos hasta que podamos acudir a un puesto de socorro.

Lo primero que tenemos que hacer es lavar la zona en la que nos ha picado la medusa con agua salada o bien con suero: no debemos utilizar agua dulce, ya que rompería estas células urticantes y la picadura se puede propagar.

Para aliviar el dolor y el picor debemos aplicar frío en la zona en la que hemos sufrido la picadura. Si estás en la playa seguramente alguien tenga hielo o una botella de agua helada: envuélvela en una toalla para no aplicar el frío directamente contra la piel y mantenla ahí durante diez o quince minutos.

No te creas lo que hayas visto u oído en televisión, orinar sobre la herida no es una buena idea. Si algún resto de tentáculo ha quedado adherido en la herida, debemos proceder a retirarlo usando unas pinzas o unos guantes para evitar una nueva picadura. Llevar en el bolso de la playa un botiquín de emergencia con pinzas y suero es una muy buena idea, acudir a un puesto de socorro para evaluar el estado de la piel y, en caso necesario, administrarnos antihistamínicos.

Si estáis en la playa y hay aviso de medusas, bañaos con mucha precaución y permaneced atentos. ¡Que una picadura no os arruine las vacaciones!

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 Picadura de pez araña

El pez araña o pez escorpión es un habitual de nuestros mares, y puede llegar a acercarse bastante a las costas. A veces es difícil verlo, pues se mete en la arena, mimetizándose con ella. El riesgo viene del pinchazo de sus espinas dorsales: esa picadura es muy dolorosa, por el veneno que contienen esas espinas. El lugar de la picadura, donde se inocula el veneno, aparece enrojecido e hinchado, y en casos extremos pueden aparecer náuseas, vómitos o fiebre. El dolor puede durar horas, y llega a ser bastante intenso.

Para aliviarlo, lo mejor es lavar bien el sitio afectado (con agua o suero fisiológico) para arrastrar cualquier resto que pueda quedar adherido. Una vez hecho esto, sumerge la zona en agua caliente, tanto como puedas soportar, durante al menos 30 minutos. La toxina del veneno es sensible al calor.  En la playa, antes de poder hacer otra cosa, meter el pie en la arena caliente también ayuda. No se recomienda en este caso aplicar agua fría o hielo en la zona de la picadura. Después, consulta al médico para que valore la herida, su riesgo de infección y la necesidad de tratamiento antibiótico o de profilaxis antitetánica.

 Picadura de erizo 

Los erizos de mar viven normalmente en fondos rocosos poco profundos. Si los pisas o colocas la mano en la roca, puede que sus espinas, muy frágiles, se desprendan y se claven en la piel. Molestas y dolorosas, lo primero es sacarlas, usando una pinza si es posible, con mucho cuidado de no partirlas.

Si no lo consigues, después de haber lavado y desinfectado la zona afectada, recurre a una gasa con agua y vinagre para reblandecerlas o disolverlas. Si no lo consigues, o si la herida no evoluciona a mejor, acude al médico.

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