HALITOSIS,Cuida tu lengua

 HALITOSIS,Cuida tu lengua
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Cuando se habla del origen del mal aliento, inevitablemente, la insuficiente higiene dental se posiciona en primer lugar. Una limpieza a medio hacer deja restos de comida que degeneran las piezas dentales y quedan incrustados en los pequeños espacios y ensucian el esmalte. Una alimentación inadecuada o problemas digestivos esporádicos o crónicos son también causantes de la desagradable halitosis.

¿Quién no tiene un sabor de boca no muy apetecible recién levantado de la cama? No temáis, no sóis un caso excepcional. El motivo es que durante las horas de sueño, las glándulas salivares producen menos saliva y la ausencia de la misma en la cantidad habitual produce ese efecto. No obstante, si ni os acabáis de levantar, ni tenéis problemas gástricos y tenéis los dientes limpios como una patena y con todo eso notáis vuestro propio mal aliento, echadle la culpa a quien quizás no esperabais: nuestra lengua.

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¿Habéis notado alguna vez como vuestra lengua no tiene el color rosado habitual? Quizás un tono blanco hace de alfombra de la misma. Aquí nos quedan acumulados residuos bacterianos que provienen no sólo de aquello que comemos o bebemos, sino también de los cientos de microorganismos que residen en nuestra boca.

Prestamos generalmente la atención debida a los dientes pero nos olvidamos e la lengua, que también puede infectarse y extenderse a otras áreas de la boca con la higiene insuficiente, y es, de hecho, la primer causa de halitosis.

Para una limpieza más profunda de nuestra boca, después de usar el habitual cepillo de dientes, debemos usar también un raspador de lengua. Esta herramienta esta hecha generalmente de plástico blando, flexible y repela suavemente la capa a base de mucosidad delgada de residuos de la lengua. Hay que enjuague el rascador con agua tibia después de cada golpe de la lengua. Como mínimo, limpiar su lengua una vez en la mañana y otra por la noche antes de acostarse. Si tiene la boca seca o nota un mal sabor en su boca al mediodía, intente limpiar la lengua para remediar la situación. Como consideración general, decir que no hay que ejercer excesiva presión, si te sangra ligeramente la lengua al pasarle el raspador, disminuye la presión.

Un error muy común es utilizar el propio cepillo de dientes para cepillar también la lengua, algo que es prácticamente inútil ya que no sirve de nada. Cada herramienta esta pensada para una utilidad y el cepillo es solo para tus dientes.

Después de cepillar los dientes y utilizar el raspador en la lengua es cuando debes usar el enjuague bucal antiséptico.

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