Inconvenientes (o no) de la monogamia
Las relaciones clásicas de pareja se basan en el principio de la monogamia. La fidelidad como base de la pareja ya sea matrimonial o de hecho. No queremos que nos engañen y por eso no engañamos a nuestra pareja. Un quid pro quo sentimental. Se supone que el amor hace el resto. Si estamos enamorados de nuestra pareja eso nos hace no plantearnos traicionarla.
Pero los tiempos cambian y las relaciones de pareja, también. La infidelidad la tenemos presente en nuestros días incluso cómo hábito de consumo. Multitud de páginas web de contactos sirven para buscar relaciones esporádicas y muchos de sus usuarios son personas casadas o con pareja estable que, gracias al anonimato que proporcionan, buscan una aventura para escapar de la monótona vida en pareja. En otras ocasiones no se trata de infidelidad sino de mutuo acuerdo entre la pareja para llevar una relación abierta y con la posibilidad consensuada de tener varias parejas sexuales sin reproches ni remordimientos.
Por eso, parece que asistimos al fin de la monogamia como clave de la relación de pareja. Cada vez hay más separaciones de matrimonios y parejas, la mayoría provocadas por infidelidades. La base de la monogamia está muy arraigada en las sociedades occidentales y está basada en el ideal del amor romántico (sin olvidar nuestras raices culturales católicas): un amor para toda la vida que supere todas las adversidades. Pero parece evidente que en los tiempos actuales tener solamente una pareja sexual permanente es algo cada vez más en desuso.
La monogamia tiene ventajas. El compromiso afectivo se traduce en tranquilidad emocional y seguridad en el ámbito de la pareja. Por supuesto, todo dentro del amor en la pareja y con un grado de intimidad difícilmente alcanzable con otro tipo de relación. Pero no podemos olvidar algunos inconvenientes de la monogamia en la sociedad actual.
-Aburrimiento. La característica principal de la monogamia es que solo tenemos una pareja sexual lo que puede llevar a que nuestras relaciones sexuales sean rutinarias, sin variedad y con un grado de excitación muy bajo.
-Engaños. Si nuestra relación de pareja no va por el buen camino, ya sea por desgaste o por incompatibilidad de caracteres, lo primero que se resiente es la fidelidad. Buscaremos fuera de nuestra pareja lo que no encontramos en ella. El engaño es una de las características principales de la raza humana. En el amor, también. La infidelidad suele ser el reflejo de una crisis dentro de la pareja y no suele ocurrir de la noche a la mañana.
-Reglas sociales. La monogamia es fruto del acuerdo entre los miembros de la pareja. Un contrato social por el cual cada parte se compromete a cumplir con el acuerdo. Amor y contrato en la misma frase no suele ser ninguna garantía de éxito. El cumplimiento de unas reglas caducas puede dar lugar a situaciones en las que la pareja se mantiene cómo una simple fachada de cara a la sociedad para cumplir sus normas. Ocurría lo mismo anteriormente, incluso ahora pero en menor grado, con los homosexuales que se casaban con mujeres para ser socialmente aceptados y ,simplemente, para que los dejaran en paz.
-Exclusividad sexual. La monogamia implica una relación sentimental y sexual exclusiva con nuestra pareja. Pero los humanos nos encuadramos dentro de los mamíferos y somos infieles por naturaleza. La monogamia sexual es antinatural , para la mayoría de nuestros miembros. En el siglo XIX la fidelidad era un concepto distinto. Las personas vivían muchos menos años de media y era más sencillo mantener la fidelidad. Aún así, los engaños estaban a la orden del día. Con el espectacular aumento de la esperanza de vida, el grado de engaños dentro de la pareja se ha disparado.
El fin de la monogamia, tal y cómo la concemos, está cada vez más cerca en las sociedades occidentales. Para evitar que se convierta en un arma para una guerra social se impone un nuevo tipo de relación más abierta que contemple la posibilidad de tener algún tipo de relación esporádica para mantener la unión de la pareja. Y por ambos lados, masculino y femenino. Si no, cometeríamos una injusticia aún mayor cómo en las sociedades musulamnes donde solo se acepta que el hombre pueda tener varias parejas sexuales.