Las zonas erógenas

 Las zonas erógenas

Close-up of two gay men embracing and laughing in bed

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Los hombres jugamos con ventaja, pero algunas veces no sabemos por donde empezar o no nos acordamos de que en el perfecto universo del cuerpo humano masculino, existen una serie de puntos débiles que “nos ponen a 100”

Descubrir las zonas erógenas de los hombres te marcara el camino indicado para saber qué lugares “Atacar” y llevar a tu pareja al máximo placer. Además, contar con esta información nos sentiremos más seguros y confiados en el sexo –algo que algunas veces nos cuesta- y que nos ayudará a conocer mejor sus preferencias y a disfrutar al máximo de nuestras relaciones.

Las orejas son un punto muy sensible, y aunque no lo creas unas caricias, besos e incluso mordiscones en los lóbulos de las orejas pueden llegar a ser muy excitantes. Definitivamente, no debemos olvidarlas en el juego previo, y si además le susurramos al oído todo lo que somos capaces de hacerle en ese momento, sus emociones las sentirá a flor de piel.

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¿A quién no le excitan los besos en el cuello? ¡Son maravillosos! Pues en el cuello tenemos muchas terminaciones nerviosas sensibles a estímulos, sobretodo en el área de la clavícula y la línea donde comienza el cabello. Lo ideal combinar dos movimientos: acaricia el cuello mientras mordisqueas suavemente el lóbulo de sus orejas. No somos responsables de la reacción que pueda hacer, pero te aseguramos que lo enloquecerás.

Yendo más hacia abajo y acercándonos a los genitales, tenemos una de las zonas erógenas masculinas más importantes: el escroto. Recuerda que las caricias deben ser suaves (usa la yema de tus dedos) porque los testículos y el saco escrotal en sí son extremadamente sensibles.

Otra opción es llegar al perineo, que con simplemente presionar el área del perineo con la yema de los dedos se puede inducir o retomar una erección. El perineo es la zona que se encuentra entre el pene y el ano, o en otras palabras, la parte posterior del escroto.

Una zona que siempre vas a acertar son los pectorales. Aquí puedes hacer de todo: besar, lamer, succionar, acariciar, masajear. Comienza suavemente y luego incrementa la intensidad. Luego baja hacia la parte de los abdominales bajos, entre el ombligo y la pelvis, otra gran zona erógena, pues los estímulos allí estimulan el flujo de sangre hacia la pelvis y van creando más tensión sexual.

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