Los monumentos LGTB en el mundo
El hombre, en su afán de inmortalidad, es dado a dejar símbolos permanentes de su paso por la historia y así, homenajear a los que formaron parte, tanto pública como anónima, de ella. Existen monumentos dedicados a batallas y conquistas, etc. Pero…¿qué monumentos recuerdan la lucha de la comunidad gay por obtener el reconocimiento como miembros de pleno derecho de la sociedad? Ha costado, pero por suerte existen ya algunos. A continuación, hemos intentado enumerarlos.
Dejando aparte esculturas de la antigüedad, que exaltan más o menos el amor a los efebos o la camaradería entre guerreros, tal vez el más veterano de estos monumentos sea el dedicado a la Liberación Gay, situado en Christopher Park, en Nueva York. El conjunto escultórico, que representa a una pareja de hombres, en pie y una de mujeres sentadas, se debe al escultor George Segal. Fue encargado por la Fundación Mildred Andrews, está realizado en bronce pintado en blanco y sus figuras poseen tamaño real. Ambas parejas, se tocan suavemente, representando un amor tierno, tranquilo, exento de dramatismo.
La historia de estas figuras no deja de ser accidentada. Esculpidas para conmemorar la rebelión de Stonewall en 1969, durante su décimo aniversario; tenían como idea, ser dos grupos independientes; uno destinado al Parque Sheridan, cercano al club Stonewall y el otro en Los Ángeles. Hubo protestas de los vecinos y se decidió instalar el montaje en la Universidad de Stanford. Al poco tiempo, el grupo de esculturas fue mutilado a martillazos y tras su reparación, algún vándalo anónimo, pintó la palabra SIDA en spray sobre su superficie. Aquí no acabó el asunto, ya que en 1984, volvió a sufrir destrozos. Por fin, en 1992, la ciudad de Nueva York, decidió colocar el monumento, de manera conjunta, en Christopher Park, donde permanece desde el 23 de junio de ese año. Las esculturas van acompañadas de una placa, en que un escrito hace memoria sobre los hechos de Stonewall, rebelión de la comunidad GLTB que, como de todos es sabido, marca en el calendario del Día del Orgullo Gay y las bases del movimiento de liberación LGTB moderno. También la ciudad de Washington, entre sus monumentos a los caídos, cuenta con una placa conmemorativa, de 1988, dedicada a los soldados gays que perdieron la vida en Vietnam.
ÁMSTERDAM; OTRA PRECURSORA
El Homomonument, de la ciudad holandesa, es quizás, el más conocido entre nosotros, gracias a su proximidad. La idea se gestó en la primavera de 1979, época en que los movimientos de liberación LGTB estaban en plena efervescencia. Los activistas habían elegido como símbolo el triángulo rosa, distintivo que utilizaron los nazis para marcar a los prisioneros homosexuales en los campos de concentración y exterminio. Muchos gays en los 70, lo lucían en forma de colgante, alrededor del cuello, de manera que el estigma, había sido reciclado en una joya.
El monumento, debía de rendir tributo, no sólo a los homosexuales perseguidos y muertos durante la Segunda Guerra Mundial, sino a todos aquellos que aún en nuestros días, son discriminados, perseguidos o condenados, por su orientación sexual. Y aunque el ayuntamiento designó rapidamente el lugar donde tenía que ubicarse, se tardaron años en reunir fondos para su realización. Por fin, en 1984 se inauguró, siguiendo las pautas de la diseñadora Karin Daan y debiéndose su construcción, de manera mayoritaria, a dinero público.
Situado en Westermarkt, a orillas del Keizergracht; está formado por tres triángulos rosas. El primero señala al Monumento Nacional de la Plaza Dam y el segundo al edificio del COC (centro cultural recreativo LGTB) en Rozenstraat. El tercer triángulo, situado directamente sobre el pavimento de la calle, señala la que fuera casa de Anna Frank. En este, se encuentra la lápida que reza el lema “Un deseo tan grande de amistad”, parte de el poema “Aan eenen jongen visscher” fruto de la pluma del poeta holandés Jacob Israel de Haan (1881-1924). Allí, el 4 de mayo, día holandés de los difuntos, acuden a rendir homenaje partidos políticos y activistas, pero días antes y después, se celebran, junto a su ubicación, fiestas y actos lúdicos. Asimismo, el monumento se ha convertido en un centro de peregrinación de gays y lesbianas de todo el mundo, que depositan flores sobre su superficie. Junto a el, además, se haya un pink point (punto de información rosa).
LA CUNA DE LA SIMBOLOGÍA
Como ya hemos comentado, el triángulo rosa, símbolo del movimiento LGTB, nació a raíz de la identificación que imponían los nazis a los presos homosexuales. Por ello, la comunidad berlinesa no podía dejar de tener su símbolo conmemorativo en homenaje a las victimas. Este se sitúa en Nollendorfplatz, el epicentro de la vida y cultura gay de Berlín. Se trata de un triángulo de mármol rosa (como no) con el lema Totgeschlagen Totgeschwiegen, y con una inscripción referida a “los muertos ocurridos durante el silencio” y “a las víctimas homosexuales del nacional socialismo”. Bajo este, una placa recuerda el famoso Parágrafo 175; ley que condenaba el hecho homosexual y por suerte, ya derogada. No muy lejos de allí, en el 61 de Mehringdamm, se encuentra el Schwules Museum, fundación única que posee una amplísima colección de objetos, documentos y obras de arte, referenciadas a la cultura LGTB. Paseando por sus salas, podemos encontrarnos desde grabados del 1700, sobre temas homófilos, hasta fotos de Norbert Heuler, pasando por ejemplares de revistas gay históricas, o otras más recientes, como la propia GayBarcelona, (solicitada por la dirección del museo, para formar parte de su completo archivo), o álbumes de los Village People.
Frankfurt también dispone de su monumento en Klaus Mann Platz, representado por la figura de un ángel, entre un círculo de setos. Cerca de allí, una serie de grandes clavos, encajados en la muralla del cementerio, simbolizan a las víctimas del SIDA. El montaje, que responde al nombre de Hurt Love, cuenta con un clavo por cada víctima.
En Auschwitz, se halla una placa conmemorativa, con forma de triángulo, gemela a la situada en el centro de Berlín, que repite el lema Totgeschlagen Totgeschwiegen. Muy cerca, en el camino, encontramos una construcción de ladrillo, semejante a una pequeña muralla, que honra a los gays muertos durante la Todesmarch, la marcha de la muerte que emprendieron los prisioneros de este campo en 1945, hacia lugar desconocido obligados por sus carceleros, a la entrada de los aliados en Alemania y en la que se movilizaron 65.000 prisioneros. Recordemos que al encontrarse perdidos, las SS intentaron borrar todas las huellas de Holocausto, dinamitando las cámaras de gas y trasladando a los presos a lugares, aún en su poder. Este monumento conmemorativo, acompaña el triángulo rosa con un plano del recorrido de la terrible marcha. También en Sachsenhausen, una placa con un parterre a sus pies, recuerda a las victimas gays de este campo de prisioneros cercano a la población de Oranienburg, en Brandenburgo. Entre sus edificios, podemos encontrar una amplia exposición, donde se muestra, entre otros objetos, uno de los característicos trajes a rayas, de prisionero, con el triángulo rosa cosido.
MONUMENTOS EN ESPAÑA
Aunque nuestro país ha sido precursor en leyes, como la del matrimonio gay, los símbolos de homenaje a las víctimas de nuestra lucha, han tardado algo más en darse. Uno de los precursores, aunque no específicamente dedicado a la comunidad LGTB, es el gran lazo metálico, situado sobre el aparcamiento de la Plaza Vázquez de Mella, en el ya emblemático barrio de Chueca, en Madrid. Se tata de una gran escultura horizontal con la forma del característico lazo que simboliza la lucha contra el SIDA, rojo en su parte interior y plateado en su cara externa. Se debe a la arquitecta hispano-italiana Teresa Spay y aparte de su homenaje a las víctimas de la pandemia, tiene la característica de estar situado en uno de los barrios más simbólicamente gays de la geografía española.
Pero mucho más específico es el gran triángulo rosa invertido situado en el tercer espigón de la localidad catalana de Sitges. La escultura conmemora las protestas que organizaron grupos activistas como el FAGC (Front d’Alliberament Gai de Catalunya), CGB (Col•lectiu gai de Barcelona), el Casal Lambda y el Grup de Lesbianes Feministas, el 5 de octubre de 1996. El motivo fueron los hechos sucedidos en verano de ese mismo año, cuando la policía local, empezó a exigir la documentación y fichar a más de 400 gays. Las asociaciones LGBT, exigieron una disculpa por parte del consistorio, particularmente de su concejal de Gobernación, Ignasi Deó, representante del PP. Ante la desatención de esta petición, por parte del Ayuntamiento, las asociaciones convocaron una manifestación contra la homofobia, por las calles de la localidad, en la que participaron gays de toda Cataluña y del resto del estado. El drama se desató cuando los manifestantes fueron agredidos con piedras y huevos por parte, tanto de grupos locales, como de grupos de ultraderecha, convocados por Internet, para reprimir las protestas; de tal suerte, que los manifestantes tuvieron que abandonar las calles escoltados por la policía. Diez años después y estando el municipio bajo otro signo político, la escultura evoca los acontecimientos con una inscripción que reza: “Sitges contra la homofobia. Mai Mes (nunca más). 5 octubre 1996-2006” y nos recuerda que estuvimos a punto de perder una de las villas de más tradición histórica gay, de la península.
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