Nuestro lado femenino

 Nuestro lado femenino
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Si vamos de cultos, sabremos que k.g. jung definió el ánima como la parte femenina y el ánimus, como la parte masculina. Pero en este mundo que nos ha tocado vivir, nada es blanco y negro, sino que posee una amplia gama de matices gris y cualquier hombre de los que pasean por nuestras calles, avenidas o caminos vecinales, por muy macho que se crea, posee un lado femenino oculto en su interior. Ha llegado el momento de sacarlo a la luz.

 

Un vistazo al Diccionario de la Real Academia nos define los términos Masculino: ”Varonil, enérgico”; y Femenino:”Que posee rasgos de la feminidad, débil, endeble”.

Aparte de demostrarnos lo caduco de semejante códice, se nos muestra incompleto, ya que si seguimos buscando el concepto “varonil”, encontramos definiciones como “esforzado, valeroso y firme”.

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Ante lo que formulamos la obligada pregunta: ¿Acaso las féminas no son esforzadas, valerosas y firmes? ¿Un hombre con rasgos o aptitudes más o menos femeninas no puede ser esforzado como el que más, valeroso sin parangón y firme como la más dura roca?.

Lo cierto es que, nos guste o no, nuestra sociedad está aún hipermasculinizada y se pide, incluso a la mujer triunfadora, un rol supuestamente masculino.

MITOS, CREENCIAS Y LITERATURA

La historia del mundo occidental (y del oriental, no nos engañemos) nos ha sido explicada desde un punto de vista machista y frases como “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”, atribuida a la madre de Boabdil, último rey moro de Granada, son un ejemplo. Lo curioso es que la señora, mujer al fin y al cabo no derramó ni una lágrima, ni por la perdida de la ciudad ni por nada (¡la tía!). Luego, vienen estudios sobre nuestro complejo cerebro, en donde se asegura que poseemos dos hemisferios, el izquierdo que rige la lógica, el razonamiento, el lenguaje, los números y el análisis, y el derecho que tiene a su cargo las emociones, la música, la imaginación y la creatividad general, con una cierta creencia popular que se inclina a pensar que el hombre utiliza más la parte izquierda y la mujer la derecha. ¡Cómo si las mujeres no fueran lógicas y no hubiera grandes músicos hombres!. La verdad es que todo es mucho más complejo y podemos asegurar que quedan absolutamente pasados de moda estudios como Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus de John Gray, donde se asegura que hombres y mujeres son biológicamente similares pero que sus comportamientos, idioma y valores existenciales son totalmente distintos, como si viviesen en planetas diferentes. No negaremos que hay algo de verdad en todo ello, pero este comportamiento es más bien un concepto de educación y aptitud ante la vida, ya que hay hombres que adquieren posturas ante los acontecimientos, mucho más cercanos a lo que se consideran roles femeninos y no por ello han de ir soltando plumas o poses imposibles, vestidos de lycra fucsia, con base de maquillaje y jerseys de angorina al cuello, como si se tratara de estolas de martas cibelinas. Por otra parte, es de todos conocido que, en nuestro estado fetal, somos todos en principio niñas y que es a partir de determinado mes cuando algunos, desarrollamos el sexo masculino, lo cual confirma que la feminidad está en nuestra genética desde la misma concepción.

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¿QUIÉN HACE QUÉ?

Algo que lleva de cabeza a muchos heterosexuales, desde que el mundo es mundo y de una manera especial, a partir del momento en que se han legalizado las parejas GLTB; son los roles que adoptan los miembros de una pareja gay, en cualquier ocasión y de manera particular, en la cama. Comentarios como “¿en vuestra pareja, quién hace de mujer?” merecen más un sentimiento de pena, ante la ignorancia, que algo tan femenino como un bolsazo, con una plancha de vapor dentro, que casualmente llevábamos para reparar. Esto se acentúa en el caso de las adopciones, con la cuestión de quién hará las funciones de padre y de madre. ¡Cómo si en una pareja heterosexual fuese necesario dejar estos roles bien claros! Claro, que una gran parte de la población (tal vez demasiada) opina que esto si que ha de quedar claro y así les va. Pero volvamos a la cama. Parece que el rol masculino y femenino ha de ir ligado al activo y pasivo respectivamente. Partiendo de la base que lo mejor y más placentero es ser versátil, seguro que todos conocemos a más de una loca, dedicada al transformismo y con aires de reina, que en cuestiones de sexo, muestra su lado más activo, convirtiendo su trasero en un terreno virgen, prohibido a cualquier tipo de penetración y machotes de abrupta musculatura y pelo en pecho que disfrutan como enanos poniéndose a cuatro patas y recibiendo en su esfínter, los más atrevidos calibres. Luego están los pasivos agresivos, que no por adoptar el rol de ser penetrados, se comportan como una lánguida virgen vestal o los activos pasivos, que aparte de meterla y dar golpes de cadera, parecen trozos de carne sin flexibilidad ni erotismo alguno. ¡Saquemos en la cama nuestro lado más femenino, sin tapujos! Ellas, nos guste o no, han estado especialmente dotadas para disfrutar del sexo, con infinidad de puntos erógenos; puntos que en la mayoría de los casos, nosotros también poseemos pero tenemos descuidados, cuando no olvidados o, en el peor de los casos, desconocidos.

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EL METROSEXUAL

Claro, hablando del lado femenino de cada hombre, no podía dejar de salir a colación este fenómeno de “nuevo hombre”. Al parecer, la palabreja fue inventada por el inglés Mark Simpson en 1994. Se trata de un hombre, en principio heterosexual; al que gusta vestir con ropa extremada, a la última; utiliza cremas y otros cosméticos, cuida su pelo y se muestra sensible a la literatura, la poesía o el arte. Un hombre tierno con su pareja, que cocina, hace yoga, se interesa por la decoración y se mantiene en contacto con su parte femenina. Esto hace que, en muchos casos, el entorno dude de su orientación sexual y es aquí donde se muestra la mejor característica del metrosexual: le da absolutamente lo mismo. Pero nunca llueve a gusto de todos y mientras algunos gays se quejan de que a causa de los metrosexuales, ligar resulta más complicado, al ser difícil distinguirlos de los gays auténticos; otros piensan que no es más que una etapa intermedia de salida del armario y que el metrosexual de hoy es el homosexual de mañana. Se admiten apuestas.

EL RETROSEXUAL

Y por si no había ya suficiente galimatías con los roles y tendencias, aparece este nuevo…”hombre” que se siente encantado de serlo (¿?) y para quién el cuidado personal no va más allá de la ducha diaria. Según este anglicismo, se trata de un personaje con poco sentido de la estética, aunque para esto no hay que ser un machirulo. Las calles están llenas de variopintas aves del paraíso y otras de corral, que tienen un sentido de la estética infame, cuando no definitivamente criminal y asesino. Parece que tampoco gastan tiempo ni dinero en cuidar su apariencia personal y les encanta poseer un aspecto “rudo, primitivo, muy ardiente, como de chico malo con apariencia angelical”. ¡Como si para conseguir esto no hiciera falta tirase horas delante del espejo! Que no nos engañen, esto no es más que una moda más y muchos de los retrosexuales no esconden más que a una loca que disfrazándose de motorista (véase a George Michael), pretende acercarse y encandilar al obrerote de potentes bíceps y abdominales como porciones de chocolate, de la obra de las esquina. Y si aceptamos que algunas de sus películas favoritas son la serie de Harry el Sucio o El Club de la lucha, todo comentario sobra. Y para reafirmar esta teoría me remito a que algunos de los actores que se declaran abiertamente retrosexuales como Javier Bardem, Matthew McConaughey o Russel Crowe, son iconos gays.

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CONCLUSIONES (SI LAS HAY)

Ante todo ello, no nos avergoncemos de sacar a la luz nuestro lado más femenino, ya que si no lo hacemos, si intentamos parecer un personaje de los que interpreta Steven Seagal en sus infumables filmes, vamos a acabar siendo candidatos a una úlcera de estómago. Seamos vulnerables, sensibles, cariñosos, tiernos; lloremos en público (sólo si hay algún motivo, tampoco hemos de parecernos a las hermanas de Puertourraco). Seamos profesionales en el trabajo, pero amables con los compañeros y disfrutemos de la familia, el arte, las tiendas de decoración y los viajes por la Capadocia. Está muy bien, seamos gays o héteros, entender de jardinería, decoración o artes escénica y moda, asó como de bricolage, mecánica de automóvil y fútbol, porque el saber no ocupa lugar y nos da un valor añadido tanto en las conversaciones de salón como posibles partidos. Y si al realizar este ejercicio de liberación se nos escapa alguna que otra pluma…¡genial! Dejemos ir el plumerío que es maravilloso, que nos hermana, que nos libera, que nos da alas, como una bebía isotónica. Corremos el riesgo que nos llamen maricones a voz en grito, por alguna calle de la periferia pero respondamos “¿Y qué?” con la cabeza, llena de mechas platino, bien alta.

DEFENSORES DE SU LADO FEMENINO

Mario Vaquerizo, cantante y periodista
Fernando Sánchez Dragó, escritor
Álvaro de Marichalar, empresario y navegante
Óscar Jaenada, actor
Enrique Loewe, peletero
Juan y Medio, presentador
Antonio Tapia, doctor en Medicina y Cirugía Estética
Fernando Colomo, director de cine
Bavid F. Cantero, presentador de telediario
Sergi Arola, restaurador (de cocina)
Pablo Carbonell, cantante y actor
Pau Donés, líder de Jarabe de Palo
Jorge Drexler, cantautor

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