Drogas, sexo más seguro y riesgo de infección por el VIH

 Drogas, sexo más seguro y riesgo de infección por el VIH
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La asociación del consumo de alcohol y drogas con las prácticas sexuales de riesgo y el incremento de las tasas de infección por el VIH y de otras infecciones de transmisión sexual entre gays, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres está demostrada ampliamente. El uso de drogas en nuestro colectivo es principalmente “recreativo” (para salir de marcha y/o para tener sexo). Muchos justifican su uso como un consumo puntual, sólo los fines de semana, por lo que su consumo se mantiene “controlado”.

El alcohol es la droga más consumida asociada a las relaciones sexuales no protegidas. Se usa el alcohol para desinhibirnos cuando se “sale de marcha”. El alcohol nos puede hacer sentir seguros de nosotros mismos lo que facilita abordar a alguien para ligar y tener un rollo. Otras drogas como la cocaína, la marihuana, el éxtasis y el poppers son también mayormente utilizadas por los gays para tener sexo. Hay hombres que explícitamente las utilizan cuando van a lugares de ambiente donde se tiene sexo (saunas, bares o clubs de sexo). En este contexto, los motivos para usar drogas y tener sexo se relacionan con el deseo de animarse, ponerse “caliente” y estar a tono con la situación.

Las drogas recreativas, o llamadas “club o party drugs” en el mundo anglo-sajón, son comunes en los bares, discotecas o en los circuitos de fiestas gays de grandes ciudades. Los circuitos de fiesta gay se han hecho muy populares en los últimos años. Ellas empiezan los sábados de madrugada en los bares y discotecas, siguen el domingo por la mañana (los populares after) y acaban por la noche de ese día (en la sauna o en un tea dance party). En estos circuitos, el consumo de drogas está bastante presente porque de otra manera no se comprendería la resistencia física a tantas horas sin dormir y de despliegue de energía. El circuito puede acabar con un “ligue” con el que probablemente se tendrá sexo, que puede ser no protegido.

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Uno de los principales motivos del consumo de drogas para tener sexo tiene que ver con los efectos que éstas producen cuando se usan. La mayor parte de ellas estimulan los sentidos e intensifican el placer, por lo que se suelen utilizar para tener “largas sesiones” (¡muchas horas de sexo!) . La cocaína se utiliza para “aguantar” bastante tiempo y a ponernos muy cachondos, morbosos y “guarros”, sin embargo, puede tener efectos colaterales, como provocar una disfunción eréctil. Algunos contrarrestan este efecto tomando viagra. La mezcla de drogas puede ser dañina ya que sus interacciones pueden aumentar sus efectos adversos (por ejemplo, mezclar viagra con poppers está contraindicado ya que su uso puede causar severa hipotensión y complicaciones cardiacas).

El popper (nitrato amílico, isobutílico o butílico) es una droga cuyo uso está tan extendido en nuestro colectivo que para algunos no es percibido como una droga. Muchos usan poppers como una manera de relajar el esfínter anal para que la penetración sea menos dolorosa y más placentera cuando se está en el rol pasivo. En otros casos el uso del poppers se puede consumir para las prácticas del llamado “sexo duro”, particularmente para el fist-fucking. El popper está asociado a la probabilidad de infección por el VIH debido a la vasodilatación dentro de la mucosa rectal, la cual incrementa la probabilidad de sangrado rectal y la capacidad del semen infectado de ingresar al torrente sanguíneo de la pareja receptiva.

Al buscar la intensificación de las sensaciones físicas durante el encuentro sexual, el uso de drogas disminuye el juicio o la conciencia de las normas sociales (“debo/tengo que usar el condón”) al centrar la atención en el “aquí y ahora”, lejos de la emoción o de las preocupaciones sobre nuestra salud. Las drogas nos pueden llevar a perder la noción de la conciencia, lo que llevaría a no tener el control de la situación, corriendo el riesgo de tener sexo no protegido sin darnos cuenta de lo que nos están haciendo.

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Las drogas pueden facilitar, mantener y justificar la actividad sexual que puede ser, en última instancia, experimentada como amenazante, indeseable y/o disonante con nuestros valores personales y creencias (por ejemplo, si no disfruto del sexo con mis parejas sexuales porque vivo muy alerta y pendiente de los riesgos sexuales, las drogas me ayudarán a relajarme y gozar del sexo sin restricciones). En esas situaciones, el uso de drogas puede facilitar la disociación entre la conducta sexual y el afecto y la conciencia. En esta misma línea, muchos hombres usan drogas estratégicamente para inducir un estado de liberación mental de estresores, que en sí mismo puede conducir al riesgo. El uso de drogas puede desinhibir la actividad sexual (o aún servir como un afrodisíaco), disminuye la ansiedad o mejora la percepción de sensación inmediata de bienestar mientras disminuye la habilidad de procesar o recuperar información preventiva, incluyendo, nuestras normas internalizadas para el sexo seguro.

El problema de usar drogas para tener sexo es que se introduce un tercer elemento, y a menos que no esté este elemento, se intuirá que no habrá buen sexo, lo que llevará a que no haya sexo o que el sexo que se tenga sin drogas sea “insatisfactorio”.

Si usas drogas para tener sexo, es importante saber los riesgos a los que te expones (además del riesgo sexual, las drogas son inmunosupresores y pueden afectar tus defensas si eres seropositivo). Una de las maneras de controlar mejor la situación sexual es dialogar o negociar con tu pareja sexual los límites y los riesgos que quieren asumir. Si tienes alguna duda o pregunta sobre este tema no dudes en contactar con nosotros a: percy@stopsida.org

Percy Fernández Dávila
Stop Sida, Barcelona

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