El necesario ocio
Descubre las consecuencias negativas de no tener tiempo solo para ti, aunque éste sea para ligar, ir al teatro o hacer deporte en tu gym favorito repleto de chulazos, lo que si importa es romper la monotonía del día a día.
Los seres humanos tenemos un cúmulo de necesidades que responden a nuestros diversos niveles de existencia: física, fisiológica, mental, espiritual y social. Para cubrir todas esas necesidades es necesario proveerse a sí mismo de una serie de posibilidades de crecimiento entre las cuales se encuentran la nutrición, los cuidados familiares, el descanso, la educación, el deporte, la atención médica y psicológica, la posibilidad de sentirnos útiles e integrados a los sistemas de producción económica y cultural, etc. Pero también se hace necesaria la posibilidad de salirnos de la rutina diaria a través del ocio, tan necesario como nuestra principal actividad diaria y que sirve para dar un sano equilibrio al ser humano.
El ocio bien entendido no significa falta de actividad, sino la posibilidad de ocuparse de cosas totalmente diversas de las que llenan la mayoría de las horas de nuestro día y nuestra semana. La Real Academia Española define al ocio como el «Tiempo libre de una persona. Diversión u ocupación reposada, especialmente en obras de ingenio, porque estas se toman regularmente por descanso de otras tareas.» La diversión es, justamente, uno de los objetivos específicos del ocio. Diversión que no significa sólo entretenimiento, sino la búsqueda de lo «diverso», la posibilidad de dar a nuestro cuerpo y mente otras materias primas de ocupación y crecimiento.
La imposibilidad de dedicar algún tiempo al ocio es, tal vez, la causa más profunda de tantas alteraciones de la ansiedad que constituyen uno de los grupos de patologías que mayor crecimiento ha registrado en las últimas décadas. Depresión, ataques de pánico, agorafobia, déficit de atención, hiperactividad, compulsión al trabajo, patologías de la alimentación, etc., constituyen alteraciones contra las cuales millones de personas en el mundo deben enfrentarse.
La materialización de los objetivos de la vida del hombre occidental de hoy en día no deja apenas espacio para actividades que puedan diversificar sus intereses. El tiempo disponible es usado, en cambio, en el entretenimiento que proponen los medios de comunicación. Ante ellos, el público se vuelve cada vez más pasivo, menos participativo, haciéndonos simples consumidores inermes de productos de entretenimiento. Faltos de un verdadero tiempo y espacio para el ocio, el precioso equilibrio que constituye la salud corre el riesgo de tambalear y romperse. Como contrapartida de esta situación, cada vez más personas se vuelven hacia diversas propuestas que rescatan el ocio, como la meditación, el yoga, diversas actividades artísticas. Rescatar un tiempo diario o semanal para «divertir» al ser humano con el objetivo de responder a sus diversas necesidades puede ser la clave para el desarrollo de una más alta y más profunda calidad de vida.