Jóvenes gays: ¿tienen más sexo sin condón?
En muchos países industrializados, el colectivo de gays, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH) ha sido uno de los más afectados por el VIH/SIDA. Desde su aparición, hace casi ya 30 años, el VIH/SIDA ha estado asociado a la vida de los hombres gays. Su presencia ha tenido un fuerte impacto, modulando nuestra identidad subjetiva y colectiva, y nuestra sexualidad. Sin embargo, en los últimos años se vienen produciendo una serie de cambios en el comportamiento sexual de los gays, bisexuales y otros HSH, que nos pueden hablar de una serie de reelaboraciones con respecto al significado del riesgo, la prevención y el VIH/SIDA.
Dentro de la diversidad de los gays, bisexuales y otros HSH se ha descrito, en muchos estudios realizados fuera de España, que un subgrupo en más alto riesgo de infección por el VIH es el de los más jóvenes. Se señala que los jóvenes están presentando un aumento consistente de nuevos casos anuales de infección por el VIH debido a un aumento sostenido de prácticas sexuales de alto riesgo. Las principales explicaciones han girado en tomo a dos hipótesis (de sentido común): el VIH/SIDA ya no es percibido más como una enfermedad mortal por lo efectivo de los tratamientos antirretrovirales y los jóvenes de ahora ya no son testigos de las víctimas de la epidemia de los años 80 y 90. Sin embargo, ¿podemos decir que eso está ocurriendo con los jóvenes gays, bisexuales y otros HSH de España?. Para responder a esta pregunta, Stop Sida realizó un estudio cualitativo que buscó ofrecer una mayor comprensión sobre lo que para los jóvenes gays, bisexuales y otros HSH significa el cuidado y el riesgo sexual. Participaron 71 jóvenes de Barcelona (18-28 años), de los cuales 42 participaron en entrevistas individuales y 29 en tres grupos de discusión.
Los resultados revelaron que la mayoría de participantes tienen una fuerte conciencia preventiva con respecto al cuidado sexual y muestran actitudes positivas hacia el uso del condón. Sólo una quinta parte de los entrevistados reconoció haber tenido alguna práctica de penetración anal sin condón en los últimos 3 meses con parejas sexuales ocasionales. Estos episodios de sexo no protegido ocurrieron en el contexto de «deslices» o «resbalones», es decir, no fueron intencionados y hubo conciencia de riesgo cuando se dieron. Sentir confianza tanto con la pareja estable como con las parejas ocasionales fue referido como un fuerte motivo que llevó a muchos jóvenes de nuestro estudio a tener sexo no protegido. También varios jóvenes refirieron haber tenido sexo no protegido por no contar con condones disponibles, porque no se prevé un encuentro sexual y por pensar que a ellos que no les iba a pasar nada si lo hacían una vez.
A pesar de reconocer la efectividad de los tratamientos contra el VIH ningún joven refirió que esto esté influyendo para que ellos u otros jóvenes tengan sexo sin condón. Para muchos el VIH/SIDA es visto aún como una enfermedad ‘mortal’ y le tienen miedo. Estos resultados nos indican que los jóvenes de nuestro estudio están menos expuestos a riesgo de infección por el VIH en comparación a otros estudios sobre comportamiento sexual que de manera general se han hecho con gays, bisexuales y otros HSH. Sin embargo, detectamos dos indicadores que pueden hablar de su vulnerabilidad: el contexto de las relaciones de pareja estable y colmar otro tipo de necesidades, diferentes a las sexuales, en los encuentros sexuales con parejas ocasionales.
Entre muchos jóvenes encontramos una idealización de la pareja estable (necesidad de encontrar al «príncipe azul») y tener un relación cerrada, de fidelidad mutua. El tiempo de estar juntos y sentir confianza por la pareja estable se convierten en factores de riesgo sexual. Muchos dejaron de utilizar el condón sin conocer el estado serológico uno del otro o no tuvieron hechas las pruebas del VIH para tener una mayor seguridad. Esto se agrava por la dinámica de la «monogamia seriada» (episodios de enamoramientos intensos y apasionados, pero de duración corta, lo que supone e implica mantener relaciones sexuales con diversas parejas de manera estable en períodos cortos), lo que los expone a riesgo sexual si no usan el condón y no conocen el estado serológico de sus parejas.
Por otra parte, la búsqueda de parejas ocasionales para tener sexo, en el fondo, puede ser una «fachada». Muchos jóvenes buscan un novio a través de los encuentros sexuales casuales. Otros van a la búsqueda de experimentar momentos de intimidad y cercanía emocional con la pareja sexual lo que los puede llevar a tener sexo no protegido. Por su inexperiencia, algunos tienen dificultades para negociar el uso del condón por miedo a estropear el momento, complacer a la pareja sexual o sentirse presionado por ella. A esto se añade que otros buscan parejas estables u ocasionales de mayor edad, que pueden tener un mayor estatus educativo, laboral, profesional, económico o social, lo que puede convertirse en una relación de poder, que se traslada también al sexo.
Muchos de los temas que han aparecido en este estudio con jóvenes, también se encuentran en el discurso de otros hombres de mayor edad, pero es en los jóvenes donde están más acentuados y con más presencia en sus narrativas.
Si estás interesado en obtener más detalles o una copia completa de este estudio contacta con el investigador Percy Femández-Dávila, a: percy@stopsida.org