La cocina italiana, un deleite gastronómico

 La cocina italiana, un deleite gastronómico
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Este tipo de cocina no necesita de gran elaboración para conquistar nuevos paladares, productos básicos de la tierra combinados con estilo en las pastas, pizzas y risottos.

A pesar de su difusión por todo el mundo a través de restaurantes que ofrecen comida italiana, esparcidos por todo el planeta, un italiano difícilmente aceptaría que solo hay cocina italiana. Para ellos cada región tiene su propia cocina. Cuando les hablamos entusiasmados de su especialidad más representativa: la pasta, nos responden que tienen muchas cosas mas que pasta. De eso no hay duda y tienen razón. Por ejemplo, mientras en el Norte la mantequilla y la crema son ampliamente utilizadas, en el Sur se prefiere el aceite de oliva. Asimismo en el Norte se producen quesos de leche de vaca, en el Sur de leche de oveja y de cabra. En el Norte han perfeccionado el uso del arroz y de la polenta de maíz, en el Sur son más aficionados a la pasta. En lo que si todos están de acuerdo es en disfrutar plenamente el placer de comer, el arte de comer bien y sabroso como parte del arte de buen vivir.

Ciertamente, si aceptamos que se puede hablar de diversas cocinas en Italia, al mismo tiempo sentimos que todas tienen algunas características comunes en cuanto a ingredientes y condimentos, modo de preparación, sazón y manera de servirlas, que hacen que se sienta claramente en sus comidas.

Cuando se habla de cocina italiana hay que referirse de manera particular, al menos someramente, a algunos platos, ingredientes o productos que por su excelencia han traspasado sus fronteras y hoy son conocidos y populares en todo el mundo. En primer lugar la pasta, la pizza y el risotto. Los tres tienen una característica común: en ellos el ingrediente principal sirve de vehículo a otros ingredientes tan variados que se puede decir que son excelentes con cualquier cosa que se les agregue. En el primer caso la pasta propiamente siempre cocinada “al dente” pero que se pueda comer con tenedor y con la cantidad exacta de salsa para que esté cubierta sin llegar a estar sumergida en ella; en la pizza una simple masa para pan en forma de torta delgadísima y crujiente; en el risotto, el arroz, de grano redondeado que permite claramente un risotto cremoso. Tres platos que siempre gustan, satisfacen el apetito y caen bien en cualquier momento.

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La polenta de maíz es también un plato suculento y sabroso, económico y fácil de gustar, que también acepta las salsas mas variadas.

Los antipastos son de presencia obligada en la carta de cualquier comensal italiano para comenzar una comida y saciar un poco el hambre mientras llegan platos más importantes o consistentes.

En Italia su variedad es increíble, de todas clases y de diversos ingredientes.

Los quesos, el parmesano reggiano, que no puede faltar en ninguna casa, la mozzarella de búfala, el gorgonzola, el pecorino y muchos otros.

Los jamones, “prosciutto”, de Parma, San Daniele; los embutidos, “salami”, innumerables: “lardo, coppa, bresaola, speck, sopressata”, hongos especialmente el “porcini”, las trufas blancas, delicadeza solo comparable al caviar y al foie-gras, el aceite de oliva, el mejor según los propios italianos, el vinagre balsámico, la extraordinaria especialidad de Modena, recientemente descubierto por Occidente, además de excelentes y peculiares vinos y grapas, el Campari, etc., sin olvidar ese maravilloso pan campesino que se ha difundido por el mundo como pan italiano o los grissinis, esos deliciosos palitos de pan crujiente.

Los italianos son, además, los consumidores más exigentes del café expreso y hacen extraordinarios helados. Italia tiene dulces mundialmente conocidos como el conocido tiramisú, o el no tan conocido zabaióne que son una magnífica forma de acabar una velada.

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