¡La cuesta de Enero…y también Febrero!

 ¡La cuesta de Enero…y también Febrero!
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Pero no desesperemos, la supervivencia es posible, aquí van algunos consejos.

CALENTITO Y A BUEN PRECIO

Enero viene fresquito, como siempre y el gas natural y otros combustibles, ni que decir tiene, se han puesto por las nubes y no veas lo que consume la calefacción. Y ahora viene la lista que me dice que el, la tiene eléctrica. ¡Pues peor! Una rápida mirada al contador de la luz (sea cual fuere la compañía) nos dejará horrorizados al ver que el marcador da tales vueltas que más se parece a la cabeza de la niña de El Exorcista, que a un aparato de medición doméstica. Consejo: el centro comercial (pero dejándose la tarjeta de crédito en casa, que la tentación es muy grande y a este tipo de dinero de plástico lo carga -o mejor, lo descarga-el Diablo.

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LLENANDO LA PANZA

Las comidas representan un gran problema. Durante las pasadas fiestas nos hemos acostumbrado a disfrutar de los placeres de la mesa en casa de mamá o, lo que es peor, en los más punteros y glamourosos restaurantes, cuando la reunión, en vez de familiar, a sido entre amigos, colegas o algún chulazo de impresión al que queríamos sorprender y acto seguido, engatusar para llevárnoslo al catre. ¡Pues eso se acabó! Si no tenemos ni para los menús de bar-comidas Manolo cualquiera (y casi mejor, porque no creo que nuestro aparato digestivo, al que hemos acostumbrado durante años a la dieta mediterránea, aguante las fritangas de la señá Patro, al frente de la cocina). Y el refrigerador está en un estado deplorable, más vacío que la cabeza de Paris Hilton.

El verdadero problema lo presentan los fines de semana, donde hay que echar mano de familia y amigos. Esas maravillosas cenas o comidas de sábado y, sobre todo, las sobras, pueden solucionarnos parte de la semana. Con mamá no hay problema, ya que siempre nos tiene un tuper preparado. Los domingos por la tarde ya son otro cantar, pero las sesiones de copa y merienda que ofrecen algunos bares de ambiente, con generosas bandejas de sándwiches y canapés, nos pueden solucionar incluso la cena. Pero hay que ir dispuesto a todo y conseguir una buena posición la barra. Durante estas fechas, la clientela viene dispuesta a todo y la caza del bocadillo se transforma en una lucha sanguinaria.

 

LA MARCHA, QUE SE NOS MARCHA…

¿Y salir de marcha? Seguro que hemos pensado, inocentemente, que podremos renunciar a nuestros paseos por el ambiento, nuestras copas, nuestro lucimiento de palmito, nuestros bailoteos en la disco, nuestra caza indiscriminada del “hombre”. ¡Ingenuos! Tal vez eso es factible el primer fin de semana, en el que substituimos la fiesta por la lectura de algún buen libro. Pasamos así el jueves y el viernes, pero el sábado empezamos a ojear, tras el almuerzo y sentados el la taza más visitada de todos los juegos de tazas, ya sean de te, café o lo que sea; cualquier revista gratuita (esta misma, que la tenemos a mano) y a la vista de las secciones de ocio, ambiente y movida y los anuncios de lugares de más o menos perdición, nos empieza a entrar un mono que ríete tu de Frank Sinatra en El hombre del brazo de oro y no sabemos ni como ni de que manera, nos vemos maqueados y emperifollados y sentados en el metro o autobús (ni se os ocurra vuestro propio coche, ni mucho menos un taxi), rumbo a lo desconocido. Ante lo inevitable, tendremos que actuar con prudencia. Hacer uso de las happy hours, es una solución valida, sobre todo si es un amigo quién paga la primera copa y nosotros aprovechamos la segunda.

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EL FONDO DE ARMARIO Y OTROS TRUCOS

Tras el descoque de las navidades y fines de año, ya hemos mostrado a los amigos y público en general, no solo todo nuestro vestuario, sino todas las combinaciones posibles de pantalón y camisa, camiseta y pantalón, vaquero y jersey, vaquero y sudadera y muchas y muchas posibilidades más. Deseamos seguir triunfando y sorprendiendo y para ello, teníamos previsto recurrir a las rebajas. Pero en la primera visita a una de nuestras boutiques favoritas, el dependiente nos ha dicho que nuestra tarjeta de crédito a agotado y rebasado eso; el crédito (no solo nos ha dicho eso, sino que, tras llamar a la entidad bancaria, a petición nuestra, ha cogido unas tijeras y nos ha cortado la VISA en dos, alentado por nuestro banco). Ante tamaña perspectiva, se abre ante nosotros un panorama desolador. Pero vivimos en tiempos de modas eclécticas y la necesidad agudiza el ingenio, sin olvidar que somos hombres de recursos. Es momento de tirar del fondo de armario; de recuperar esa camisa de hace diez años, olvidada en un perchero del ropero donde guardamos la ropa de fuera de temporada.

 

Y si todos estos consejos son insuficientes, siempre tenemos el recurso de encerrarnos en casa, apoltronarnos en nuestro sofá ante el televisor y repasar en DVD todas las temporadas de Sexo en Nueva York, Queer as Folk, Will y Grace o cualquiera de nuestras series de culto. Ya esperar la llegada de febrero, que, si la cuesta de enero es cruda, la de febrero ni os cuento.

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