POSTURAS SEXUALES: ¿SOMOS ANIMALES DE HÁBITOS?

 POSTURAS SEXUALES: ¿SOMOS ANIMALES DE HÁBITOS?
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A pesar de que no hagamos caso a nuestras posturas durante el sexo, existe una razón para cada una de ellas.

Algunos hombres disfrutamos haciéndolo de pie, otros disfrutan más con la postura del perrito, mientras que otras parejas les encanta sentirse más cerca haciendo la cucharita. Tu posición sexual favorita es la que más cómodo te hace llegar al orgasmo, pero ten en cuenta que la postura elegida manifiesta muchas cosas sobre tu personalidad.

Tanto si hablamos con hombres activos o pasivos, seguro que todos coinciden en que la postura más cómoda para ellos es la del Perrito. Muchos pensamos que es la postura con la que estamos destinados a tener relaciones sexuales. Como su nombre indica, es la que nos permite nutrirnos de un instinto animal territorial y por lo tanto, con la que más nos desahogamos. Desde esta posición la perspectiva es completamente diferente a las demás y te da la posibilidad de susurrarle cosas al oído de tu pareja.

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Un clímax perfecto, pero no de lo más romántico. Los que eligen esta postura, a no ser que se dé el fenómeno “aquí te pillo aquí te mato”, son típicamente hombres que se sienten inseguros y necesitan ver cómo responde su amante. No conseguirás una penetración más profunda y placentera, pero se pierde en intimidad. ¿Por qué no compensarlo con una cucharita? Cambiarás la connotación del sexo y tu pareja no se sentirá como un pedazo de carne.

El misionero ya empiezan a ser palabras mayores. No es la postura más cómoda, pero muchos recurrimos a ella movidos por nuestra iniciativa y para llevar las riendas de la situación. Pone a los individuos cara a cara y hay cierta intimidad en ella, pero la poca práctica general de esta postura produce una falta de confianza, aunque puede llegar a ser romántica.

Teniendo en cuenta que el ‘cucharear’ se asocia más con abrazar y dormir, no es de extrañar que esta posición súper íntima sea a menudo la que más implica un punto de ternura. Los hombres a los que les gusta esta postura más que otras suelen ser gente apasionada y con ganas de complacer a su pareja en el sexo. Pero si de verdad te gustan las experiencias fuertes y pasionales, de pie es lo que buscas.

Presionarlo contra la pared, tu sofá o la encimera de la cocina, todo un clásico. No repitas en los mismos lugares, opta por la variedad. Los individuos que son afines a esta postura suelen ser aventureros y, a menudo, les gusta ser traviesos. Los hombres que lo hacen así son “amantes pícaros” que consiguen la excitación al pensar que pueden ser pillados infraganti. No te olvides de variar tus posturas y probar nuevas experiencias a medida.

¿CUALES SON LAS FAVORITAS?

Doggy: La adaptación del «perrito clásico«, pero acostados. Para realizarla, el chico activo deberá balancearse durante la penetración, mientras que el pasivo deberá levantar un poco su cadera. Para garantizar la comodidad e incluso favorecer un placer más intenso, es recomendable colocar una almohada a la altura del vientre de la persona pasiva.

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La cuchara: Se define como la más adecuada para los despertares o para tener un contacto más intenso. El chico pasivo debe acostarse de lado y abrir un poco las piernas. El chico activo se coloca detrás, mientras penetra, puede masturbar a su pareja garantizando el placer a ambos. La profunda: Como su nombre indica, es ideal para penetrar profundamente al chico pasivo, que recibirá un enorme placer permitiendo la estimulación completa del ano. Debe acostarse boca arriba y llevar sus piernas hacia su pecho.

El chico activo se colocará de rodillas frente a él e iniciará la penetración. Permite besos, caricias y la estimulación del pene del amante pasivo. El espejo del placer: Permite una buena penetración anal al tiempo que el amante pasivo puede subir las piernas y apoyarlas en los hombros de su pareja, mientras el activo lo masturba placenteramente. Destaca de esta posición el contacto cara a cara de la pareja.

La sorpresa: Es muy popular; parecida al perrito, permite una penetración muy placentera. El chico pasivo se inclina hacia delante y el chico activo se coloca de pie detrás de él. En esa postura comienza la penetración, a la vez que puede masturbar a su pareja.

La tijera: Esta postura es genial para divertirse probando cosas nuevas. En este caso, el pasivo está arriba y es él quien marca el ritmo de la penetración, mientras que el chico activo se encarga de disfrutar plenamente del encuentro. La fusión: Una de las más placenteras y populares. El chico pasivo toma el control, marca el ritmo y disfruta plenamente de este encuentro. Sus manos libres permiten que se masturbe mientras es penetrado por su pareja.

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