Romanos, músculos y sandalias en la gran pantalla

 Romanos, músculos y sandalias en la gran pantalla
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Hubo un tiempo relacionado a la infancia de muchos de nosotros. Un tiempo en que las tardes del jueves-por entonces festivas; el sábado asistíamos a la escuela-acudíamos a los cines de reestreno, los populares cines de barrio; la mayoría de la mano de papá, a ver esos programas dobles en sesión continua. Tal vez allí empezó, de manera muy temprana, a definirse nuestro futuro sentido del erotismo, a través del visionado de aquel popular cine de romanos. Y es que algunos preferíamos las hazañas de Maciste, Hercules, Usus o Sansón a las pizpiretas tribulaciones de Marisol, Rocio Durcal o Joselito.

 

Los primeros sesenta del pasado siglo, fueron una época ingenua, imaginativa y algo mágica, en que las salas de la periferia se llenaros de guerreros más o menos helénicos, pérfidas reinas de aspecto exótico e hipermusculados héroes de escueta túnica.

Se trataba de un género popular, que se denominó en los mentideros cinematográficos Peplum, en honor a la túnica corta grecorromana que la mayoría de sus personajes vestía.

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Era este un género exclusivamente europeo, italiano en la mayor parte de los casos, que no hay que confundir con el Kolosal hollywoodiense, destinado a dignificar con su presencia las salas de estreno del centro de las ciudades.

Hay quién opina que el Peplum no es más que una copia pobre de las películas de historia antigua de las grades productoras americanas, incluso se le llamó despectivamente Sword & Sandal (Espada y Sandalia) o Muscleman Epics, pero somos muchos los que opinamos que se debe considerar un género en si mismo. He aquí algunos puntos que lo diferencian del Kolosal:

-El Peplum no suele hondar en terrenos bíblicos o epopeyas germánicas. Narra las historias que le son más cercanas; las de las leyendas grecorromanas.

-Tiene gran tradición italiana ya que uno de sus personajes más famosos, Maciste, aparece por primera vez en el film Cabiria (1914) de Giovanni Pastrone, interpretado por Bartolomeo Pagano.

-El Peplum, aún teniendo presupuestos mucho menos holgados que sus paralelos americanos, suple este déficit con grandes dotes de artesanía e imaginación.

-Al contrario que el Kolosal, va dirigido al público y no a la crítica y sus tramas son lineales y sencillas.

-Y lo más importante de todo; el Peplum se apoya en machazos descubiertos en los mejores gimnasios que lucen siempre escuetos hábitos (¿porque las faldas y taparrabos de los héroes de las películas italianas eran mucho más escuetos que los de las americanas?).

¿Heroismo o exhibición?

Algo sucedía con aquellas películas, que a diferencia de las superproducciones bíblicas de los U.S.A., que sufrían los cortes de la censura al potenciar el papel de las vamps del Antiguo Testamento (Dalila, La reina de Saba, Bera, reina de Sodoma), mostraban a las suyas relativamente recatadas y en un papel secundario, mientras una cohorte de los más granado del culturismo de la península itálica, llenaba las pantallas vestidos tan solo con cortísimos faldones, o minúsculas túnicas sujetas sobre un hombro.
Tal vez es que los censores católicos, tanto vaticanos como españoles ignoraban la existencia de algo llamado homoerotismo,(que no nos engañemos, estos films explotaban de forma solapada en las relaciones filiales de los protagonistas) o tal vez, ya les satisfacía lo que veían. Sea como fuere, el Peplum hizo muchísimo por la educación sentimental de un gran número de gays, carentes de referentes.

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Eran machos y muchos

El Peplum, en su intención de hacerse más internacional y abrir mercados, contó con algunos forzudos, de procedencia anglosajona o, en su defecto, americanizó los nombres de algunos de sus actores (flagrante Antonio de Teffé, transmutado en Anthony Steffen). Conocimos así la anatomía y talento interpretativo de chulazos como Gordon Mitchell (Maciste, el coloso, ,1961), Gordon Scott (Romulo y Remo, Maciste en la corte del Gran Khan,1961) que combinó sus trabajos de peplumita con sus interpretaciones de Tarzán, Reg Park (La Conquista de la Atlántida, 1961), Brab Harris (Rocha, el hijo de Sansón, 1961). Ed Fury (Ursus, 1960) y Kirk Morris (Maciste all’inferno, 1972) ambos asiduos de las páginas de revistas de cultura física (los primeros magazines gays, encubiertos) como Adonis o Physique Pictorial; Mark Forrest (Maciste en el Valle de los Reyes, La venganza de Hercules,1960), Mickey Hargitay (Gli amori di Ercolole, 1960, junto a su mujer, Jayne Mansfield).
Casos curiosos son los de Mario Petri (El sacrificio de las esclavas, 1963) cantante de ópera y peplumita ocasional o Fernando Rey (Goliath contra los Gigantes, 1961), que disfrutaba haciendo de malo malísimo en algunos filmes.

 

Steve Reeves, el rey

Pero por encima de todos resaltó Steve Reeves, el Hercules por antonomasia; el hombre que llenó durante más de una década, nuestros sueños aventureros, convirtiéndose en el objeto de deseo de onanistas de medio mundo.
Antes de entrar en el campo del Peplum, Setve ya era una leyenda del culturismo y ostentaba el título de Mister Universo. Todo en el era grande: su mandíbula, sus ojos, sus biceps, sus pectorales, sus pantorrillas, sus…
Ya había probado en el cine norteamericano, sin demasiado éxito, de la mano de Ed Wood (Jail Bait, 1954), pero fue el genero histórico italiano el que lo lanzó al estrellato. A el se deben algunas de las mejores piezas de músculo y sandalia: Hercules (1957), Hercules y la reina de Lidia (1958), Los últimos días de Pompeya (1959), Romulo y Remo (1961), La guerra de Troya (1961), La leyenda de Eneas (1962), El hijo de Espartaco (1962) y La Batalla de Marathon(1959) incursión en el género de Jaques Tourner.
Vaya para el y todos los realizadores que con su esfuerzo, decoraron los sueños adolescentes de buena parte de nosotros, nuestro más sincero homenaje.

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Seguro que más de un padre se escandalizaría de saber que los primeros sueños homoeróticos de su hijo gay los potenciaron aquellas películas de romanos a cuyo visionado acudían, cogiditos de la mano.

Equipaje básico del peplumita aficionado.

-Los libros EL Peplum, la antuguedad en el cine, de Rafael de España ((Glénat), Mis inmortales de cine, años 50, de Terenci Moix (Planeta), Beefcake, de F. Valentine (Taschen)..

-El pack Gladiadores editado por Coupé. Contiene cinco DVD imprescindibles, con Seteve reeves de protagonista en cuatro de ellos: Hercules, Hercules encadenado, La batalla de Marathon, El terror de los bárbaros y Constantino el grande. Se encuentra en grandes superficies a precios irrisorios.
-La página web www.briansdriveintheater.com/beefcake.html

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