TU PAREJA QUIERE UNA RELACIÓN ABIERTA ¿Y AHORA QUÉ?

 TU PAREJA QUIERE UNA RELACIÓN ABIERTA ¿Y AHORA QUÉ?
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¿Serías capaz de darle una oportunidad? ¿Y si te lo plantea tu pareja sin haberte dado tiempo a pensarlo?

Conceptos como relación abierta y poliamor están cada vez más presentes en nuestros anhelos emocionales, y aunque quizá te has planteado que no es para ti, nunca digas nunca. Lo primero que tenemos que comprobar es si nosotros lo queremos así o no. Es importante hacer este trabajo personal, porque acceder a algo que realmente no quieres tiene un impacto emocional devastador.

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Nos referimos a una relación abierta cuando los miembros de la pareja, o los integrantes de la relación, pudiendo ser más de dos, llegan a un acuerdo en el que pueden tener relaciones fuera de esta relación. Las relaciones de pareja pueden llegar a convertirse en un auténtico misterio. No suele haber una explicación válida y común de cómo unas parejas llegan a funcionar y otras no duran demasiado. Parejas con muchas cosas en común se separan con el paso del tiempo y parejas dispares sin apenas nada que les una, incluso llegan a ser felices y se prolongan en el tiempo.

Sin embargo, pueden darse otros conceptos como puede ser «El poliamor,” el cual se refiere a las relaciones en las que establecen vínculos, ya sean sexuales o emocionales, entre más de dos miembros, y que también pueden solaparse con relaciones abiertas. En la anarquía relacional no existen reglas o acuerdos como estos. Son relaciones carentes de etiquetas y de normas que las acoten», en la relación abierta «hay un acuerdo en el que se pueden tener relaciones sexuales con otras personas, con consentimiento por ambas partes, sin que suponga una infidelidad». En el poliamor existen «relaciones simultáneas duraderas, tanto sexuales como sentimentales, en la misma posición jerárquica, con la misma implicación emocional«.

El paso de los años muestra que cada vez hay más parejas dispuestas a mantener una relación abierta por varias causas:

Por una cuestión de principios. Se trata de una relación abierta basada en el mutuo acuerdo de mantener una relación más o menos paralela o bien la posibilidad de tener encuentros esporádicos basados en el consentimiento.

No hay que engañarse. En la mayoría de los casos este tipo de relaciones sirven como excusa para tener relaciones sexuales con otras personas y no sentirse atados por ningún tipo de compromiso. Algunas veces, este tipo de relaciones encuentran su máximo esplendor en clubes de sexo, bares de cruising, donde poder dar rienda suelta a los deseos más íntimos y haciéndolo juntos.

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Necesidad. Otras veces, la relación abierta se establece como remedio para intentar mantener viva una relación con problemas lo suficientemente graves como para llevar a la ruptura. No es la mejor solución ya que si una pareja atraviesa problemas, al ampliar el círculo y estar abiertos a tener relaciones con otras personas, los celos pueden hacer su aparición con lo que se amplía el abanico de dificultades a resolver.

Pero, ¿funcionan las parejas abiertas? Es algo difícil de contestar porque no hay un manual que distinga quién puede plantearse este tipo de relación y quién no. Lo ideal es que se trate de una pareja feliz, compenetrada pero no dependientes el uno del otro y con un gran respeto mutuo. Si ampliar la relación a terceros viene provocada por el miedo de una parte a perder a la otra, la relación tarde o temprano se romperá ya que no está asentada sobre una base firme. La cadena siempre se rompe por el eslabón más débil. Pero es una buena opción en relaciones consolidadas y en las que no exista una relación de dependencia.

No debemos olvidar que las relaciones abiertas ya existen desde hace mucho tiempo. En el islam el hombre puede tener varias esposas, pero la mujer no puede hacer lo mismo. Pero de un sistema social que no separa religión y Estado y en el que la democracia y la igualdad entre hombres y mujeres es una utopía, no se puede esperar gran cosa, de hecho, ninguna. Muchas veces las relaciones abiertas son tildadas de promiscuas o fruto de personas inestables y mentirosas. Es una postura hipócrita. La sociedad y los hábitos culturales han determinado que las relaciones deben ser monógamas y las personas fieles a su pareja. Es la misma sociedad en la que casi la mitad de su parte adulta engaña a su pareja.

Reglas nuevas para tiempos nuevos.

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