Que ver en un fin de semana en Hendaya

Al otro lado de la frontera, trazada por el río Bidasoa, opuesta a Hondarribia, encontramos la hermosa y tranquila Hendaya, encajada entre el mar y un parque natural, una alfombra verde sobre los acantilados de Flysch, el vistoso milhojas geológico de 100 millones de años que da forma a la Dos Gemelas, las dos grandes rocas que se alzan en el océano y son el emblema de la ciudad.

El mar, los senderos, la buena gastronomía y un centro de talasoterapia la convierten en una escapada ideal para desconectar de la rutina.
La mayoría de los barcos amarrados en el puerto deportivo son veleros. Navegar por la bahía nos permite admirar el perfil de la ciudad y los montes que la rodean o descubrir la Cornisa Vasca, un tramo de 8 km de litoral protegido.

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En lo alto del acantilado nos sorprende la visión del Chateaux de Abbadia. De madre irlandesa y padre vasco, Antoine d’Abbadie fue explorador, geógrafo, astrónomo y lingüista; un hombre polifacético que elaboró la primera cartografía de Etiopía. Compró este terreno sobre los acantilados para construir (1864-1884) un castillo neogótico con un observatorio astronómico. La decoración es un homenaje a su herencia irlandesa y vasca, a su gusto por oriente y África, con una infinidad de detalles como animales fantásticos, chimeneas de estilo medieval, blasones, inscripciones en latín y árabe…

Vale la pena recorrer el hermoso sendero que nos lleva por el parque natural protegido del Domaine d’Abbadia, entre prados al borde de los acantilados sobre el golfo de Vizcaya. Los rebaños de lanudas ovejas contribuyen a la imagen pintoresca y bucólica. Desde el mirador podremos contemplar el detalle de las capas geológicas del Flysch en Las Gemelas, que nos cuentan la historia de nuestro planeta.

Para todo aquel que quiera seguir caminando, el sendero del litoral se extiende 54 km, uniendo la costa Atlántica entre Bidart y Donosti. Y para los más valientes, Hendaya es el punto de partida del GR10, que cruza todo el Pirineo hasta Banyuls-sur-Mer.

También para valientes es la Vélodyssée, la vía verde de 1200 km que va desde Bretaña hasta Hendaya – parte del Eurovelo 1, que recorre tota la costa atlántica de Europa. Nosotros nos conformamos con dar un paseo sobre ruedas empezando en el Boulevard de la Mer, frente a una de las playas más bonitas de Francia, la de Ondarraitz, de 3.5 km, con las Dos Gemelas al fondo y sus 70 casas de arquitectura neovasca de principios del s.XX, con sus distintivas fachadas blancas entrecruzadas por vigas de madera rojas, azules o verdes. También en el paseo se alza el antiguo casino neomorisco de 1884. Continuamos hacia el casco antiguo por el puerto deportivo, el Boulevard de Chingudy y los restos de la muralla de Vauban, donde los cañones todavía apuntan a España.

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No puede faltar el frontón Gaztelu Zahar, punto de encuentro de pelotaris desde 1899 y la Iglesia de San Vicente, construida en 1598 en típico estilo vasco: fachada blanca, postigos rojos, piedra vista en las esquinas e interior de madera con tres pisos de balcones. En la parte exterior, como curiosidad, se alza una cruz con símbolos apocalípticos.

Y para recuperarnos nada mejor que disfrutar de los beneficios de la talasoterapia en el Hotel Thalasso & Spa Serge Blanco, que cuenta con un centro termal de agua de mar climatizada de 320 metros con chorros, burbujas, sauna, hammam… Con todo tipo de tratamientos de salud y belleza.

“Serge Blanco Hôtels Thalasso & Spa
https://www.thalassoblanco.com/es/
Más información:
http://www.hendaye-tourisme.fr/

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